Se acercan, como si de un vendaval se tratara, estas fiestas híbridas, en las que yo, personalmente, si pudiera, me escondería en algún rincón remoto con novelones del siglo XIX y no daría la cara hasta pasadas las turbulencias. Sin embargo, no sé por qué extraño motivo fingiré que me gusta el alboroto, las compras bajo la lluvia y el frío, los mazapanes, los villancicos, el recogimiento y el hastío del hogar...fingiré con una sonrisa tan abierta, que llegaré a creerme que a mí, también me gusta el cuento de la Navidad...
Baladilla de la pena de muerte
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Cantando va a trabajar alegremente el verdugo, silbando va a colocar la
cabeza en el tarugo. Dándole los buenos días saluda educado al reo, le dice
con cor...
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